Paralizado durante años por problemas financieros y de planificación, el Gobierno de Chile sigue adelante con las obras que podrían suponer riesgos para las comunidades locales y los ecosistemas.

Desde 1920, empresario agricultores de la región, han soñado con construir un embalse en la faldas del complejo volcánico Nevados de Chillán.Este proyecto inundará 1700 hectáreas en un territorios sumamente importante para la flora y fauna y que ha generado desalojos de familias arrieras que históricamente han vivido en la zona.


El Embalse Nueva La Punilla

En la región de Ñuble, en el centro de Chile, el proyecto del embalse La Punilla ha sido objeto de intensos debates y controversias. Concebido como una solución multipropósito para riego y generación hidroeléctrica, este embalse inundaría aproximadamente 1.700 hectáreas, incluyendo áreas del Corredor Biológico Nevados de Chillán – Laguna del Laja, reconocido como Reserva de la Biósfera por la UNESCO.

En noviembre de 2018, cinco familias de la localidad de Punilla fueron desalojadas de manera abrupta de sus hogares. La empresa italiana Astaldi, encargada del proyecto en ese entonces, procedió a demoler las viviendas sin previo aviso, dejando a las familias desamparadas. Aunque el Tribunal Ambiental de Valdivia ordenó la suspensión de los desalojos en diciembre de ese año, las secuelas de estos eventos aún persisten en la comunidad.

El proyecto ha enfrentado múltiples obstáculos desde su concepción. En 2021, el contrato con Astaldi fue anulado debido a problemas financieros de la empresa y a errores de cálculo en la capacidad de almacenamiento del embalse por parte del gobierno chileno. A pesar de estos contratiempos, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) ha mantenido su compromiso con la realización del proyecto, convocando a una nueva licitación en 2023. Hasta agosto de ese año, 21 empresas, incluidas cinco chinas, habían manifestado interés en participar en la construcción del embalse.

Uno de los aspectos más polémicos del proyecto es la falta de soluciones adecuadas para las familias desplazadas. Héctor López Benavides, arriero de 57 años y antiguo residente de Punilla, expresó su desarraigo tras el desalojo: «La cordillera para mí es mi vida, me ha dado todo. Después de viejo, es difícil que lo saquen de donde uno hizo su vida». A pesar de las promesas gubernamentales de compensación, muchos afectados aún esperan una reubicación definitiva y justa.

Video :Campamento desalojados por Embalse Punilla: «lo que la empresa y el MOP ofrecen es una burla»

Además de las implicaciones sociales, el embalse Nueva La Punilla ha suscitado preocupaciones ambientales significativas. La construcción de una nueva línea eléctrica de 23 kilómetros para conectar el embalse a la red nacional podría afectar el hábitat del huemul, una especie en peligro de extinción que encuentra en esta zona uno de sus últimos refugios en la región central de Chile. Organizaciones ambientalistas y comunidades locales han alzado la voz, advirtiendo sobre los posibles daños irreversibles a los ecosistemas locales y la biodiversidad.

A medida que el gobierno avanza con este proyecto, persisten las interrogantes sobre la viabilidad y sostenibilidad del embalse Nueva La Punilla. La necesidad de equilibrar el desarrollo económico con la protección del medio ambiente y el respeto a las comunidades locales se erige como un desafío central en la implementación de esta iniciativa. La última actualización del estado del proyecto indica que están pospuestas por séptima vez las ofertas por cambios del MOP a las bases de postulación. ( Dic 2024 )