Es urgente hacer frente al modelo forestal industrial.
Incendios y el modelo forestal en Chile. Poco después, el 12 de abril de 2014 en Valparaíso, se desató otro incendio provocando, nuevamente, una tragedia de gran envergadura donde fueron siniestradas 2.900 viviendas y se perdieron 15 vidas humanas. También, se mantiene muy viva en nuestra memoria, la catástrofe del año 2017 que afectó a varias regiones del país, en especial el incendio forestal que se inició el 26 de enero de 2017 en la región del Maule y que arrasó con la Villa Santa Olga, donde se quemaron más de mil viviendas.
Así, con este lamentable registro llegamos hasta este año 2023, donde se siguió engrosando la lista de catástrofes provocadas por los incendios forestales. Ese año la catástrofe dejó más de 250.000 hectáreas quemadas; 2.000 viviendas destruidas; 7.041 damnificados; y 25 personas fallecidas. El daño económico y material para las familias campesinas e indígenas producido por los incendios forestales es incalculable, las pérdidas culturales son irreparables y no hay médico que pueda sanar el daño emocional y espiritual.
Quedará siempre en la memoria la catástrofe de el 02 y 03 de febrero de 2024. El incendio de Valparaíso, donde murieron 137 personas.A ello, se suma el gran impacto que ha tenido esta industria tanto en el establecimiento como en la cosecha de las plantaciones forestales de especies introducidas, en la disminución de los bosques nativos, la pérdida de diversidad biológica, los suelos y las aguas.
Ante la trágica situación que afecta a miles de familias campesinas e indígenas, que se ve agudizada por los incendios forestales, respaldamos las palabras del Presidente de la República, Gabriel Boric, en relación a que es necesario fortalecer la regulación de la industria forestal y sus plantaciones. Compartimos y reafirmamos además lo expresado por el Subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, quien señaló que la verdadera víctima de esta tragedia es el país y no la industria forestal.
Incendios y el modelo forestal en Chile. Como organización campesina e indígena, hacemos un llamado al Gobierno, Parlamento, a los diversos actores y representantes de sociedad organizada, así también como a la sociedad en general a participar y generar una amplia unidad nacional, que permita avanzar con urgencia, al menos en los siguientes aspectos:
- 1. Reconocer los errores que nos han llevado a la situación actual y tomar las medidas necesarias para reparar los daños causados a la naturaleza, así como a las personas y sus comunidades, corrigiendo las leyes para transformar este sector económico con un enfoque de sustentabilidad que considere la economía, la sociedad, identidad cultura y el medio ambiente.
- 2. Iniciar urgentemente un proceso de diálogo con todos los actores involucrados para generar una nueva ley de bosques nativos, que proteja el agua, la fauna y flora nacional, dando paso a un nuevo sistema de desarrollo, económico, cultural, social, político y con pleno reconocimiento a los territorios de los pueblos originarios.
- 3. Implementar nuevos estudios públicos de los microclimas y recalificación de suelos con la participación de organismos confiables, no influenciables interesados.
- por los grupos económicos
- 4. Avanzar en la formulación y aprobación de una ley de desarrollo rural, con amplia participación de las organizaciones campesinas y territoriales.
- 5. Fortalecer las facultades y competencias públicas para la formulación e implementación de Planos Reguladores y de Ordenamiento Territorial en todas las comunas y regiones, con procesos que incluyan debates informados, participativos, democráticos y con mirada a largo plazo.
- 6. Generar normas e instrumentos para regular la exagerada concentración de la tenencia de las tierras forestales.
La reforma pendiente
Desde el año 1989 las Organizaciones Campesinas hemos venido planteando que la Reforma Agraria es un proceso inconcluso, por ello, postulamos que las miles de hectáreas de tierras usurpadas durante la dictadura militar (gran parte de ellas en manos de la industria forestal), deben ser devueltas a las familias que trabajan la tierra.
Se debe además, dar pasos concretos en la dirección de un nuevo modelo productivo, fundado en el principio de la soberanía alimentaria y el desarrollo sustentable, respetando como piso mínimo el Convenio 169 (OIT) y la Declaración de los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en la Zonas Rurales (ONU).
Confederación Nacional Sindical Campesina, del Agro y Pueblos Originarios RANQUIL